Partiendo de las definiciones de motivación, una actividad motivadora será aquella que sea capaz, no solo de instigar y mover la conducta con una intensidad y dirección determinada sino la que además sea capaz de mantenerla en el tiempo. Para ello se deberá tener en cuenta en el diseño de la misma, cuáles son las necesidades e intereses del grupo de alumnos y alumnas y que incentivos serán los más apropiados (tipo de metas a alcanzar, recompensas externas o internas, y si será a corto, medio o largo plazo). En este sentido se deberá tener en cuenta que algunos alumnos o alumnas pueden tener dificultades para demorar las recompensas (por ejemplos aquellos con dificultades en el sistema ejecutivo o impulsividad) por lo que este tipo de metas o recompensas a largo plazo no resultarán motivadoras para ellos.

Especialmente importante es proporcionar al alumnado experiencias positivas respecto a la tarea, evitar el sentimiento de fracaso y fomentar un buen clima afectivo tanto hacia la tarea y el contexto de aprendizaje como personal, incluyendo por ejemplo interacciones sociales con iguales, actividades más o menos lúdicas o recurriendo como punto de partida a los intereses particulares del alumnado.

De los tipos de motivación estudiados, la intrínseca es la que suele ser más efectiva e implica mejores resultados, dado que es la motivación que hace que el alumnado se implique en una actividad por su propio valor, por el placer de llevarla a cabo, (la recompensa es la propia actividad en sí) y que le hace disfrutar del aprendizaje o proceso de llevar a cabo la acción, le hace “fluir” con lo que la atención focalizada en la tarea, los esfuerzos y el tiempo invertido en ella suelen ser mayores. Además basar el aprendizaje en este tipo de motivación no sólo mejora los resultados y aprendizajes, sino que al resultar placentero y proporcionar al alumno un historial de éxitos en la tarea se relaciona con una mejor autopercepción de la competencia, motivación de logro y con menores niveles de ansiedad en la escuela.

Teniendo en cuenta los dos tipos de motivación que los estudios ponen de manifiesto, intrínseca y extrínseca, cabría destacar que aunque son dimensiones separadas y graduables pueden interaccionar entre ellas, pudiéndose dar un solo tipo, o las dos conjuntamente, sí se debe tener en cuenta en este caso que el aumento de recompensas externas (motivación extrínseca) hace disminuir el grado de motivación intrínseca, destacar además que las actividades que fundamentalmente están mantenidas por el tipo de motivación intrínseca pueden usarse en sí mismas como refuerzos a otras actividades menos agradables (principio de Premack), sin abusar tampoco para no asociarlas a estímulos o actividades desagradables.

De esta forma, el tipo de motivación que mantiene cada actividad no depende solamente de la actividad en sí, sino de la percepción de la actividad que tiene la persona, historial de éxitos y fracasos, experiencia previa, situación, intereses, etc.

Trini Nevado