Las personas se relacionan a través del lenguaje verbal, ayudado por gestos y movimientos en la cara y en el cuerpo que sería el lenguaje no verbal. El niño, desde muy pequeño, aprende a identificar sonidos y su significado, además del tono con el que se habla lo que significa que sabe identificar si sus padres están enfadados o contentos. Desde muy pequeños, el bebé es capaz de identificar si se le aprecia o se le aguanta y valora el tono afectivo de la mirada del adulto.

La familia es donde el niño aprende a comunicarse en primer lugar, y por lo tanto su punto de referencia. Es donde el niño desarrolla actitud de tolerancia, la asertividad, la habilidad dialéctica, las habilidades sociales, la capacidad de asumir los errores y la capacidad para tolerar la frustración. De aquí radica la importancia tan destacable de la comunicación familiar.

Vamos a proporcionar algunos facilitadores o consejos de la comunicación:

• Dar información positiva: se capta mucho mejor cuando hablamos en positivo que cuando hablamos en negativo. Es mejor reforzar al niño y decirle lo bien que lo ha hecho y en vez de reprochar todo lo que ha hecho mal.
• Elegir un momento y un lugar oportunos: utilizar un momento en el día cuando a ambos les venga bien. Si en ese momento no podemos es mejor decirle: “dame 10 minutos que enseguida estoy contigo”, y después agradecer su paciencia.
• Escuchar activamente y con empatía (es decir, ponerse en lugar del otro) todo lo que ha de decir la otra persona.
• Declarar deseos, opiniones y sentimientos con mensajes “yo”. Por ejemplo: me gustaría que, siento que, creo que…
• Mencionar conductas y observaciones concretas. Muchos padres y madres dicen a sus hijos: “pórtate bien”. Dentro de esas dos palabras se engloba un sinfín de tareas que el niño ha de entender como por ejemplo, no des patadas, no pegues a otros niños, no grites en clase, etc. Es preferible que todos estos mensajes estén en positivo y no engloben otros significados como por ejemplo: ante los demás niños muestra educación y cortesía.

También puede interesarte la comunicación en la familia II.

Carolina González