Cuando hablamos de identidad sexual no hemos de confundir la dualidad que existe entre sexo y género. El sexo viene determinado biológicamente por los cromosomas sexuales, de forma que si tenemos XX seremos una mujer y si tenemos XY seremos un hombre. El género hace referencia a lo femenino o masculino dependiendo de unas características tanto físicas como de personalidad socialmente establecidas. Nacer varón o mujer genera repercusiones importantes a nivel biológico, psicológico y social marcando límites y posibilidades vitales diversas. El sujeto puede ser masculino o femenino va a adaptarse a las situaciones en función de sus experiencias vivenciales desde un cuerpo sexuado. En cuanto a orientación sexual se trata de, independientemente de tu identidad sexual, poder elegir entre emparejarte con un sexo u otro.
Modos a través de los cuales varones y mujeres establecen sus específicas identidades personales en función de condicionantes de naturaleza biológica, o derivados de las respectivas organizaciones socio-culturales.
Desde la perspectiva tradicional comparativa o psicométrica se puede comparar los rasgos, actitudes, caracteres físicos o comportamientos sociales y en conocer el alcance y magnitud de las diferencias encontradas. Si buscamos diferencias es probable que las encontremos pero no los procesos basados en esos procedimientos, no explican cuando, por qué se mantienen las diferencias. El Inconveniente es el análisis de las diferencias no explica los mecanismos que contribuyen a su génesis y desarrollo.
La tradición con la historia más remota en los estudios de género (Wooley, 1910), se ha interesado por comparar, describir y cuantificar bien comportamientos de varones y mujeres, bien características correspondientes a masculinidad y feminidad.
Pero, aunque a veces la psicología ha asumido la expresión “diferencias sexuales “en un sentido interpretativo más que descriptivo (Unger, 1979), el análisis de tales diferencias, en sí mismo no ilumina los mecanismos que contribuyen a su génesis y desarrollo (Morawski, 1994).
Desde la perspectiva evolutiva es el origen y evolución de género a lo largo de las sucesivas etapas del desarrollo ontogenético. Desde la concepción hasta la muerte. Cada etapa permite avances. Importante la coeducación desde los primeros años. Se plantea la evolución en base a la interacción entre las bases biológicas y sociales existentes, y las estructuras psíquicas resultantes. Saber que los niños pasan por buscar estar con sus iguales para hacer su autoconcepto. Las normas sociales van a ser muy importantes. La co-educación depende del colegio, profesores, municipio.
Esta perspectiva trata de analizar el sistema sexo/género a lo largo del ciclo vital, estableciendo diversas hipótesis sobre los modos interactivos de evolución entre las bases biológicas y sociales, que intervienen como soporte y, las estructuras psíquicas derivadas de aquellas ( Golombock y Fivush,1994).
Desde la perspectiva procesual o interpretativa realizamos un análisis de los procesos y estructuras. Esquemas mentales de género. Construcción subjetiva del género. El género forma parte del autoconcepto, que afecta y es afectado por motivaciones, cogniciones y afectos. El autoconcepto es muy importante porque según como lo desarrollamos podemos tener más autoestima. Interacción dinámica entre los procesos y factores situacionales y de estructuración social. Más se centra en los procesos psicológicos básicos a la base del desarrollo de la identidad de género.
Perspectiva interpretativa: indaga los procesos y estructuras que intervienen en la construcción psicológica del género, y considera este concepto como una parte del autoconcepto que afecta y es afectado por las motivaciones, las cogniciones y los afectos, y se interesa por la interacción dinámica entre tales procesos y los factores situacionales y de estructuración social.
La psicología del género se ha ocupado desde un enfoque eminentemente social de conocer las relaciones de género y sus posibles simetrías o asimetrías, en función de las distintas posiciones y espacios de poder que mujeres y varones ocupan en sociedad.
Desde el Enfoque de la investigación psicológica básica: este enfoque es la unión de los otros tres. Centrado en el estudio de los procesos que intervienen en la construcción del género: identidad, aprendizaje de roles, y formación de esquemas estereotipados, así como la interacción que establece el sistema sexo/género con otros procesos psicológicos, por un lado de naturaleza cognitiva, y por otro motivacional-emocional.
Identidad de género: una vez sabe el sexo del feto empieza a crear su identidad.
Parte del sexo biológico. El proceso de identidad se construye en estrecha sintonía con el sexo biológico a excepción de los individuos transexuales, de forma que un varón construye su identidad personal identificándose con el grupo de varones, y una mujer con el de mujeres.
Permite definirnos como varones o como mujeres. Abarca el conjunto de procesos que posibilitan la conceptualización de uno mismo como varón o como mujer.
Aprendizaje de roles
El aprendizaje interacciona con el desarrollo de la identidad. El aprendizaje de los roles de género se produce en interacción con el desarrollo de la identidad personal. Se define como el conjunto de conductas y actitudes consideradas apropiadas para varones y mujeres en una determinada cultura.
Suele haber mayor flexibilidad en los procesos que intervienen en el aprendizaje de roles de género, sin que ello signifique un cuestionamiento de la identidad personal. El que una persona se comporte de forma no ajustada a los roles socialmente preestablecidos y etiquetados como masculinos o femeninos no implica un debilitamiento de su identidad como varón o como mujer.
Gran variabilidad individual en la asociación identidad de género/ aprendizaje de roles.
Tipificación de género, hace referencia al grado de conformidad personal con los roles prescritos de género
Los roles o papeles de género: patrones de acción preestablecidos por medio de lo cual las personas se inscriben en lo social. El papel social se refiere a un comportamiento delimitado desde un punto de vista normativo o que responde a ciertas demandas sociales, asociadas a una posición dada en el sistema social, y las que se esperan de los demás en relación con aquella. Ej, varones, socializados para asumir papeles instrumentales (dominio agente), y las mujeres son socializadas para desempeñar papeles expresivos e integrados (dominio comunal).
Estereotipos
Son las características (rasgos, conductas, actitudes, valores, normas) que generalmente se piensa que son típicas (y esperables) en los varones y en las mujeres. Sistema de creencias acerca de las características, atributos y comportamientos que se piensa que son propios, esperables y adecuados para determinados grupos. Cuando tales suposiciones van referidas a los grupos de varones y mujeres o a las características de masculinidad y feminidad por ellos desarrolladas, se denominan estereotipos de género.
En el caso de las mujeres y los varones estas creencias aluden a ambos grupos como claramente diferenciados entre sí. Tenemos muchos los utilizamos de forma automática y si describimos a alguien y a nosotros mismos. Los tenemos en el lenguaje.
Los roles o papeles de género: patrones de acción preestablecidos por medio de lo cual las personas se inscriben en lo social. El papel social se refiere a un comportamiento delimitado desde un punto de vista normativo o que responde a ciertas demandas sociales, asociadas a una posición dada en el sistema social, y las que se esperan de los demás en relación con aquella.
A pesar de todo se sigue manteniendo la creencia popular que son diferentes, ejemplos: “la mujer son rarísimas, no las podemos entender”. “No hay forma que el hombre me escuche”.
Una de las maneras de concebir a la masculinidad y a la feminidad es como la autopercepción se muestra en una serie de características de personalidad. Durante muchos años se consideró a la masculinidad y a la feminidad como una única dimensión, con dos polos, que hacía posible clasificar a una persona en un determinado punto de ese continuo. Es decir, ésta podía ser en mayor o menor grado masculina o femenina, pero nunca las dos cosas a la vez. Asimismo, los roles sexuales estaban rígidamente ligados al sexo biológico, de manera que el ser masculino o femenino dependía básicamente de ser hombre o mujer.
Sin embargo, esta concepción empezó a ser cuestionada, surgiendo en la década de los setenta una nueva concepción de la masculinidad y feminidad como dos dimensiones independientes, de tal forma que las personas obtienen puntuación por separado en cada una de ellas. Fruto de esta nueva concepción nació el concepto de «androginia» para designar a aquellas personas que presentan en igual medida rasgos masculinos y femeninos.
Las creencias estereotipadas referidas a rasgos de personalidad han sido ratificadas tanto en las descripciones que se establecen sobre los demás como en las autodescripciones. Es decir, se utilizan más estereotipos cuando describimos a los demás que cuando nos describimos a nosotros mismos. Sigue habiendo una predominancia en las mujeres de estereotipos femeninos y en los hombres de estereotipos masculinos. Hay una similitud en el perfil estereotipado en las diferentes culturas aunque determinados estudios antropológicos y sociológicos reconocen la variabilidad. En la tabla se muestran los rasgos, roles, características físicas y destrezas cognitivas de los estereotipos masculino y femenino.