Niño de 3 años que no saluda

Buenos días, escribo porque no sé qué hacer para que mi hijo de 3 años salude. Gracias. 

El saludo es una norma básica de convivencia entre las personas que demuestra cortesía y respeto hacia los demás, que mediante el mismo incita a una posible conversación. Una persona competente afectivamente tiene en cuenta el dónde se encuentra y con quién llevar a cabo un tipo de saludo u otro.

La mayor parte de las veces nos encontramos con personas y lugares que son tan cotidianos para nosotros que nos comportamos de forma informal. Esto no quiere decir que debamos saltarnos las normas de cortesía, sino que podemos actuar con un poco de flexibilidad. Sin embargo, a veces se dan otras situaciones en las que no conocemos a las personas o tenemos muy poca confianza con ellos, con lo que debemos actuar con formalidad. El niño debe de tener en cuenta que por el hecho de ser adultos se debe de mostrar respeto.

  • Pasos para saludar a un adulto con formalidad: mirarle a la cara, sonreír, expresar la frase de saludo dependiendo el momento del día en que te encuentres añadiendo el cargo que representa (por ejemplo “buenos días doctor Martínez”, “buenas tardes doña María”), hablar siempre de usted. Una vez la otra persona te ha saludado nos retiramos cordialmente y podemos añadir una de las siguientes frases: gusto de verle, ha sido un placer saludarlo, mucho gusto, entre otras.
  • Pasos para saludar a un adulto con informalidad: mirarle a la cara, sonreír, expresar una frase de saludo como por ejemplo “hola, ¿qué tal?”, “buenas, ¿cómo estás?”, “¡qué alegría o sorpresa de verte!”; dar un beso o un abrazo. Acto seguido podemos decirle una frase que dé pie a interaccionar como por ejemplo: “¿puedes quedarte conmigo un rato?”, “tengo muchas cosas que contarte”, “¿quieres jugar conmigo?”

Se ha de tener en cuenta que el tono al que van acompañadas todas estas situaciones es muy importante. Con un tono mostramos cariño y familiaridad, sin embargo, el mismo saludo con otro tono puede mostrar enfado y distanciamiento. También hemos de prestar atención a los gestos y la mirada. Un saludo cabizbajo o con la mirada perdida demuestran introversión, sin embargo, un saludo con la mirada fija en la otra persona y con gestos espontáneos o desenfadados demuestra extroversión.

Después de explicarle al niño todo lo anterior, podemos proponerle un juego que consista en fijarse en los diferentes saludos que nosotros tenemos y que comente cómo se han comportado los demás con los diferentes tipos de saludos.

En resumen, le podemos explicar al niño que saludar es un acto que muestra cortesía hacia las otras personas. Es decir, estamos mostrando los sentimientos de respeto y agrado que sentimos.  La gente que saluda resulta simpática a las otras personas y, si saluda de manera adecuada, la imagen que la otra persona se lleva de nosotros es de ser agradables. Cuando saludas estás dando pie a los demás a interaccionar contigo. Los que son saludados se sentirán reconocidos y respetados. Saludar es importante para pedir un favor y por tanto, debemos de tratar a la otra persona lo más respetuosamente posible. Los niños que saludan tienen amigos con más facilidad, pues todos están dispuestos a compartir sus juguetes con ellos y se sienten bien cuando hablan con ellos.

Pelea entre hermanos de 11 y 8 años

Tengo dos hijos, un chico de 11 y una chica de 8 y se pelean continuamente y de forma brusca. Al final acaban por alterarme tanto que acabo yo también metida dentro de la pelea. ¿Qué puedo hacer? Esta situación me causa estrés. 

La buena relación no surge de un día para otro, sino que ha de construirse día a día y los niños copian la forma de relacionarse de los padres. Es importante plantearse qué tipo de comunicación tienen los padres y cómo acaban resolviendo el conflicto.

Es normal que en las familias surjan peleas o discusiones entre hermanos por cualquier cosa y también es habitual que los padres no sepan cómo reaccionar. Para pelear se necesitan dos personas, ya que su uno le pincha al otro y el otro no responde, al final acabará por dejar de molestar.

Hemos de observar las emociones de los niños en ese momento y trabajarlas cuidadosamente, para que sean capaces de reconocerlas y transformarlas mediante la comunicación. Hemos de evitar decir: “no te enfades por esto, no llores tanto”, y en vez de esto podemos decir: “entiendo que estés enfadado, sé que te ha frustrado esta situación”.

Los conflictos forman parte de una relación normal entre hermanos, ya que no se puede estar de acuerdo en todo. Esto les ayuda a saber enfrentarse a situaciones futuras donde tendrán que discutir con el jefe, por ejemplo. Mediante éstos, los niños tienen la capacidad de aprender la empatía, a controlar y diferenciar sus emociones y a respetar los límites de la otra persona.

Hay que observar a los niños y halagar el comportamiento positivo sin hacer tanto hincapié en lo negativo. En  una pelea tendemos a regañar cuando se da el conflicto, pero hemos de cambiar directamente el paradigma y estar atentos cuando la relación entre los hermanos sea positiva para, en vez de castigar o regañar, sea premiar y alabar.

Por último, es una buena ocasión de aprender a pedir perdón, ya que  el perdón reconforta el corazón de la otra persona, a saber reconciliarse y aceptar que nos hemos equivocado. Los padres han de reforzar esta situación de valentía por parte de los niños.

Niña de 1 año que no respeta la autoridad

Buenos días. Mi hija acaba de cumplir 1 año, intento ponerle límites pero aunque sabe que está mal lo sigue haciendo. Muchas veces me mira antes de hacerlo para que yo le diga NO y entonces es cuando me reta haciéndolo…como abrir cajones, tocar la minicadena, cables… Es normal que quiera investigar, pero también pienso que lo hace para llamarme la atención. Sobre todo lo hace conmigo que soy la que pasa más tiempo y muchas veces se ríe yo me pongo sería pero eso no sirve…que puedo hacer? No quiero que pasé el tiempo y vaya a peor…en general es buena pero tiene mucho carácter. Cuando le digo que no se pone a llorar histérica. Muchas gracias.

En respuesta a tu pregunta vamos a destacar dos puntos principales sobre los cuales va a versarse la respuesta. El primero es que su hija está reclamando atención en todo momento y el segundo se refiere a la educación basada en el NO que tenemos hoy en día.

Todos los niños, no importa la edad, requieren atención CONSTANTE por parte de los padres, por múltiples razones: quieres aprender algo nuevo, quieren que les reconozcas sus logros («mamá mira cómo me tiro del columpio, mira como nado de espaldas», por ejemplo), se meten en algún peligro, no saben cómo resolver un problema de cualquier índole, etc. Son científicos natos y vienen a este mundo donde todo está por descubrir, incluidos los peligros. Pero claro, eso ellos no lo saben, somos nosotros quienes vamos cortándoles las alas para que no se hagan daño, caigan, quemen, intoxiquen, ahoguen, enfermen…

Está claro que No se puede tocar o jugar con todo pero, por ello hemos de ser previsores y posicionar al niño en un ambiente seguro donde TODO lo que esté a su alcance sea investigable. Pero esto no siempre es viable y ahora viene el segundo punto: la educación del NO. Cuando vamos al parque escuchamos frecuentemente: «no te mojes con el agua, no te tires por ahí, no le pegues a tu amigo, no te enfades, no llores, no tires la comida al suelo», entre otros muchos noes. Si solo basamos nuestra atención en el NO, los niños aprenden a llamarla haciendo lo que no deben hacer pero solamente para que les hagamos caso.

En el caso de su hija, ella sabe que está mal, pero prefiere su atención a pesar que esté enfadada a no tener nada. En este caso la atención recibida con el No actúa como refuerzo. Intente prestar atención a los aspectos positivos como por ejemplo: «que bien compartes los juguetes, que bien comes la merienda», y sobre todo utilicemos un lenguaje de valores como por ejemplo: «que bondadosa eres al compartir, que cariñosa eres por saludar, que alegre estás hoy, que limpia vas, que recogido y ordenado lo has dejado todo».

Es muy difícil cambiar el chip, pero pienso que vale la pena porque incluso lo podemos aplicar también a nuestra vida diaria y fijarnos en todas las cosas positivas que tenemos en lugar de fijarnos en lo que no hemos logrado o lo que no nos podemos permitir.

Animo a todos los lectores a hacer un diario de 5 – 10 cosas positivas que nos hayan pasado en el día (el número es lo de menos, lo importante es el ejercicio). Al cabo de un mes nuestro chip habrá cambiado y seremos más felices.