Ayudar a los niños a comprender sus emociones

Los padres, profesores y otros adultos pueden ayudar a los niños a comprender sus propias emociones. Pueden hablar con los niños para enseñarles lo que son los sentimientos de angustia, tristeza, enfado o culpa, entre otros. Los adultos pueden ayudar a los niños a controlar y comprender sus emociones siendo sensibles con los sentimientos y necesidades de los niños. Aprender a expresar los sentimientos y enmascarar otros son lecciones comunes en la vida de los niños día tras día.

El hecho de relacionarse con los demás nos implica tener que manejar sentimientos y emociones de forma socialmente aceptable. Los niños que se enfadan porque tienen que esperar su turno, o que se ríen cuando otro niño se cae, deben ser animados a considerar los sentimientos de los demás.

Una manera de ayudar a los niños a comprender sus emociones es hacerles hablar sobre las suyas y las de otros. Janet Kuebli describió algunas estrategias que pueden adoptar los profesores o padres para que los niños hagan esto:

  • Asegurarse de que el clima del aula fomenta la expresión emocional. Los profesores deben procurar que los niños se sientan cómodos hablando de sus emociones y estar motivados para ayudarles a comprender lo que están experimentando.
  • Estructurar el entorno físico para ayudar a que el niño aprenda sobre sus sentimientos. Los centros de juego varían en las oportunidades que proporcionan para experimentar y comprender las emociones. El entorno familiar y el de juego pueden alentar a los niños a llevar a cabo interacciones sociales en las que las emociones son importantes. Los profesores pueden observar a los niños representar guiones emocionales y después introducir nuevos temas o hacerles preguntas que estimulen a los niños a explorar nuevas causas y las consecuencias de las emociones. Las muñecas o marionetas también son una buena forma de representar las emociones.
  • Los centros de arte son un contexto excelente para una conversación sobre las emociones. El profesor puede animar a los niños a crear dibujos que reflejen acontecimientos personas de sus propias vidas. Por ejemplo, cuando se enfadaron con otra persona o cuando tuvieron miedo de algo nuevo o cuando estuvieron felices por conseguir cumplir un nuevo reto.
  • Usar historias y libros sobre temas emocionales. Se pueden seleccionar libros que muestren las emociones de otros niños y cómo se las arreglan ellos con sus sentimientos. Pueden discutir las causas y consecuencias de las emociones de los personajes y después conectarlos con sus propias historias. También pueden servir otras opciones como la televisión, películas, los juegos y las revistas infantiles.
  • Tratar con las peleas y los enfados de los  niños. Los niños que se pelean aprenden más sobre el enfado si los profesores hacen algo más que separarlos. Los profesores pueden pedir a los niños que le cuenten qué ha pasado y después examinar sus contribuciones personales al conflicto. Pueden preguntar a los niños cómo le ha hecho sentir lo que ha ocurrido y cómo responderán de manera diferente la próxima vez.
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