Castigar a un niño de 3 años… continuación

Buenos días, he leído el post anterior y me surgen varias preguntas: ¿cuánto tiempo, días, semanas, se debe aplicar este método, dónde podamos ver resultados sin desanimarnos?, ¿qué estrategias se le darían a la madre para el control de los impulsos? y ¿qué se hace en casos donde el niño convive con los padres separados, uno permisivo y el otro punitivo?

Empecemos por explicar algunas estrategias para controlar las emociones negativas como enfados o iras, que a veces surgen demasiado pronto. Estas emociones son aprendidas y por lo tanto pueden controlarse.

  • Mantener la calma. Suena a tópico, pero ayuda contar hasta 10 y salir de la habitación, cambiar de actividad y realiza ejercicios de respiración profunda. Esto hará que pensemos en otra cosa y  cuando decidas pensar en el problema lo veamos desde otra perspectiva.
  • Actitud positiva. Repite las palabras que te calmen o frases que te relajen como por ejemplo «todo va a salir bien». Intenta evitar toda frase que contenga negativos como por ejemplo «no pasa nada», ya que al cerebro le cuesta interpretar la negación.
  • Identifica las situaciones. Puedes utilizar un diario donde escribir en qué situación te encuentras cuando te ha entrado la emoción negativa que quieras controlar y de esta manera cuando te veas en la misma situación podrás anticipar tu respuesta. También puedes escribir tu comportamiento y la reacción de la otra persona. Con ello comprenderás que si cambias tu comportamiento seguramente podrás cambiar el comportamiento de la otra persona y por lo tanto también tu emoción.
  • Haz ejercicio. Libera la energía acumulada saliendo a andar, correr o en bicicleta y de esta manera estarás más calmado cuando llegues a casa.
  • Utiliza el humor. Con el humor aliviamos la tensión ya que con la risa se liberan sustancias que ayudan al mejoramiento del estado de ánimo. Acuérdate de algún chiste gracioso o imagina a alguna persona en alguna situación amena.
  • Exprésate. Cuenta esta situación a algún amigo o familiar y si puede ser que tenga una experiencia parecida para que se pueda identificar más a ti.
  • Aprende a perdonar. Primero hemos de reconocer que no siempre se actúa de la manera que deseamos y que ésto puede herir los sentimientos de otros. Hemos de pedir perdón si queremos restaurar las emociones de la otra persona. También hemos de perdonarnos a nosotros mismos el error cometido y pensar que mañana es un nuevo día donde se sigue aprendiendo de la vida.

Con respecto al método, en el artículo anterior se comenta que se han de realizar órdenes cortas y reforzar siempre las acciones que realice correctamente. Esto se debe mantener siempre, y cuando el niño vaya creciendo se irán incrementando el número de órdenes al mismo tiempo. Si nos referimos al caso de una pataleta es más complicado. Si el niño quiere un juguete de la caja del supermercado y le decimos que no, se pone a chillar y le decimos que no, se pone a saltar y dar patadas y le decimos que no, se pone azul y al final se lo compramos; lo que aprende el niño es que tiene que llegar a ponerse azul para que se lo compren. En este caso, se ha de actuar con firmeza y no comprarle el juguete en ningún caso. Al principio mostrará un aumento en su conducta, es decir chillará mucho más y se pondrá mucho más azul, pero a la larga verá y comprenderá que se ponga como se ponga no obtendrá la recompensa con lo que no merece la pena. Se le ha de avisar primero y decir que en ninguna circunstancia se le comprará. Si soportamos el aumento de los chillidos y la vergüenza que supone que todo el mundo nos mire sin comprarle el juguete, entonces al cabo de varias repeticiones el niño aprenderá. Si no tenemos firmeza, continuará saliéndose con la suya. La situación puede ser diferente, puede ser la papilla, la verdura u otros, pero el método sigue siendo el mismo.

En caso de padres divorciados se ha de tener el cuenta que aunque no sigan juntos ambos continúan siendo padres y han de estar coordinados en la educación del niño. Por ello, se recomienda mantener una buena comunicación para establecer unas buenas bases en la educación de los hijos. En caso de llevarse mal, se recomendamos acudir a un psicólogo que haga de mediador. Recordemos que en los divorcios los que más sufren son los niños, y que a veces los padres juegan con ellos como si fueran una moneda de cambio. Por ejemplo, si vienes con mamá te dejaré ver la tele hasta tarde o si vienes con papá te compraré un juguete nuevo. El amor de los  niños no se compra ni se cede, somos padres y no los utilicemos para vengarnos o para hacer sufrir a nuestra ex-pareja.