¿Cómo debemos actuar si un niño se comporta de forma inadecuada?

¿Cómo se supone que hay que actuar con un niño que se esta comportando de forma inadecuada (rompiendo propiedad pública o privada, tocando cosas o manipulando objetos de forma que pone en riesgo su bienestar o el de otros, haciendo berrinches desenfrenados cuando las cosas no se hacen a su modo…)?

No digo un golpe, no digo la palabra humillante. No tengo hijos todavía, consulto más que nada para cuando me llegue la ocasión, pero también para el debate. Mi madre nunca fue agresiva conmigo, y trabajando en atención al público veo situaciones que no puedo clasificar como actos graves contra el niño, pero he visto que los padres que ponen en su lugar al menor con la palabra y el tono adecuado terminan por tener mejores resultados en la educación del pequeño que aquellas personas que dejan que haga lo que quiera por miedo a traumatizar o marcar de alguna forma la psique del muchacho. 

¿Cómo debemos actuar si un niño se comporta de forma inadecuada?

En relación a tu pregunta de cómo se debe actuar con un niño que se comporta de forma inadecuada (con el riesgo que implica para él y los demás), vamos a intentar responder de la forma más completa posible, teniendo en cuenta que es un tema muy complejo en el que hay que fijarse en muchas cosas.

En primer lugar, tienes razón cuando dices que los padres que “ponen en su sitio al menor con el tono adecuado tienen mejores resultados”, poner límites es siempre muy necesario, cualquiera que no lo haga por la razón que sea está haciéndole un flaco favor al menor, puesto que no aprenderá a comportarse ni a gestionar la frustración ni las emociones que ésta trae y que siempre van a darse a lo largo de su vida (en la vida no siempre obtendrán lo que quieren o esperan).

Partiendo pues de la base de la necesidad de poner límites a  los niños desde pequeños, hay que abordar otra gran cuestión: ¿cómo poner límites? Como bien comentas “con el tono adecuado”, pero no siempre es fácil. Muchas veces las situaciones como padres nos desbordan, se pierden los nervios, y algunos padres optan por ceder a los deseos del niño para evitar situaciones embarazosas, por ejemplo, o pierden los nervios y les gritan, les hablan de forma que les hacen sentir realmente mal, llevados por su propio enfado o descargan su nerviosismo o su ira contra él, incluso llegando a agredirles de forma más o menos grave físicamente. En ambos casos se está perjudicando al menor; en el primer caso, si obtiene lo que quiere gracias a ese mal comportamiento, aprenderá que esa es la forma de obtener lo que quiere siempre, y si es así la mayoría de las veces puede que no llegue a ser capaz de gestionar la frustración, no reconocerá los límites (que aunque los padres no definan la vida sí que los pondrá en su futuro, siempre hay normas sociales que respetar) e incluso puede que tenga problemas en su ajuste psico-social como adolescente o adulto, al no  haber aprendido cómo comportarse y cómo relacionarse con los demás adecuadamente, incluso pueden llegar a ser violentos si no consiguen lo que desean, al no ser capaces de gestionar la frustración o no saber cómo actuar realmente.

En el segundo caso, cuando unos padres pierden los nervios y usan un tono excesivamente autoritario, incluso llegando a decir palabras que dañan la autoestima del niño, pudiendo llegar al castigo físico, el niño puede que en ese momento respete los límites y se comporte, pero a largo plazo es muy perjudicial porque en primer lugar aprende que la violencia (verbal o física) es aceptable para lograr imponer lo propios deseos, no hay que olvidar que los padres son los modelos que los niños tienen. Además, esto puede dañar la relación paterno-filial, minando la confianza si el niño no percibe el afecto necesario o se percibe atacado repetidamente con esa forma de crianza.

Cuando hablamos de agresiones o castigo físico suele quedar más o menos claro, pero cuando se habla de violencia verbal no queda tan claro; no es necesario llegar al extremo de insultar al niño, comentarios que lo descalifiquen o que sencillamente le hieran ya pueden lastimar su autoestima y la forma en la que él mismo se ve. Nos referimos a hacer alusión al niño en vez del comportamiento, no es lo mismo decir “este comportamiento está mal” que decir “eres un niño malo”, en el segundo ejemplo estamos aludiendo al niño y a su autoconcepto. También es importante guardar la calma, al regañar no sólo se trasmite instrucciones o normas, los menores también perciben nuestras emociones, así que debemos usar un tono firme, pero sin rabia ni enfado excesivo.

Para evitar las rabietas en lugares públicos, podemos anticiparle qué vamos a hacer, como esperamos que se comporte y explicarle las consecuencias de su buen o mal comportamiento, también podemos ayudarle llevando algún juguete o similar que pueda usar si se aburre o se altera.

Por otro lado, habría que tener en cuenta también la edad del menor, puesto que a menor edad será más difícil que nos entienda verbalmente y las órdenes o instrucciones deben  ser más concisas y concretas. Además, si hablamos de situaciones de riesgo para él o las personas de su alrededor habría que tenerlo en cuenta y concretar más, la seguridad del menor es lo primero, no podemos permitir que se ponga en peligro, si bien estas situaciones no suelen ser las más habituales, a menos que estemos hablando de autolesiones en cual caso habría que consultar con un profesional que nos ayudara a gestionar mejor la situación. En el caso de pequeños, que en algunas rabietas puedan golpearse o hacerse daño, podemos ayudarles a mantener la calma, sujetándoles por los hombros para evitar que se hagan daño, de forma firme, pero no violenta.

Resumiendo, y teniendo en cuenta todo lo anterior podemos dar unos sencillos consejos a seguir para poner límites:

  • Como padres No dejarse llevar por las emociones negativas (enfado, ira, sentimientos de incompetencia, frustración,…). Podemos respirar, irnos y volver cuando estemos calmados o posponer el momento de reprenderle al niño hasta que nos calmemos.
  • No olvidar que somos un modelo para el niño, también para gestionar sus emociones.
  • No castigar o reprender estando enfadados nosotros o estando el niño alterado, porque entonces podemos no actuar reflexivamente o usar un tono excesivamente agresivo, y si el menor está alterado le costará entendernos y prestar atención.
  • Reprender o reprobar los comportamientos y no al niño en sí.
  • Podemos cerciorarnos que el menor nos ha entendido haciéndole repetir lo que queremos que haga.
  • Usar refuerzos más que castigos, como alabar al niño, alabar sus logros, proporcionarle diversos “premios” o privilegios en  coherencia con el esfuerzo que el menor haya hecho.
  • Si se usan castigos deben ser coherentes con el comportamiento que se quiere sancionar, y a ser posible reparador: por ejemplo, si desordena la sala una buena consecuencia sería que la ordenara, o si pega a un compañero, que le pida disculpas.
  • Pueden usarse técnicas de modificación de conducta, por ejemplo economía de fichas, reforzando varios comportamientos que queremos que haga, o ignorarle cuando se comporte inadecuadamente para reforzarle con atención cuando se comporte bien, esto se puede consultar con un profesional si tenemos dudas.
  • Las consecuencias además de ser proporcionales han de cumplirse siempre, así que no es conveniente poner castigos muy largos o premios que no vamos a poder cumplir.
  • Es importante que ambos padres se comuniquen y se coordinen en la forma de educar, discutiendo en privado estas cuestiones para evitar desautorizarse el uno al otro.
  • Proponerles alternativas positivas al mal comportamiento.
  • Dialogar con el menor tranquilamente, escucharle, tratar de entenderle y explicarle las cosas.
  • Trabajar con ellos las emociones, y cómo gestionarlas correctamente.

Castigar a un niño de 3 años… continuación

Buenos días, he leído el post anterior y me surgen varias preguntas: ¿cuánto tiempo, días, semanas, se debe aplicar este método, dónde podamos ver resultados sin desanimarnos?, ¿qué estrategias se le darían a la madre para el control de los impulsos? y ¿qué se hace en casos donde el niño convive con los padres separados, uno permisivo y el otro punitivo?

Empecemos por explicar algunas estrategias para controlar las emociones negativas como enfados o iras, que a veces surgen demasiado pronto. Estas emociones son aprendidas y por lo tanto pueden controlarse.

  • Mantener la calma. Suena a tópico, pero ayuda contar hasta 10 y salir de la habitación, cambiar de actividad y realiza ejercicios de respiración profunda. Esto hará que pensemos en otra cosa y  cuando decidas pensar en el problema lo veamos desde otra perspectiva.
  • Actitud positiva. Repite las palabras que te calmen o frases que te relajen como por ejemplo «todo va a salir bien». Intenta evitar toda frase que contenga negativos como por ejemplo «no pasa nada», ya que al cerebro le cuesta interpretar la negación.
  • Identifica las situaciones. Puedes utilizar un diario donde escribir en qué situación te encuentras cuando te ha entrado la emoción negativa que quieras controlar y de esta manera cuando te veas en la misma situación podrás anticipar tu respuesta. También puedes escribir tu comportamiento y la reacción de la otra persona. Con ello comprenderás que si cambias tu comportamiento seguramente podrás cambiar el comportamiento de la otra persona y por lo tanto también tu emoción.
  • Haz ejercicio. Libera la energía acumulada saliendo a andar, correr o en bicicleta y de esta manera estarás más calmado cuando llegues a casa.
  • Utiliza el humor. Con el humor aliviamos la tensión ya que con la risa se liberan sustancias que ayudan al mejoramiento del estado de ánimo. Acuérdate de algún chiste gracioso o imagina a alguna persona en alguna situación amena.
  • Exprésate. Cuenta esta situación a algún amigo o familiar y si puede ser que tenga una experiencia parecida para que se pueda identificar más a ti.
  • Aprende a perdonar. Primero hemos de reconocer que no siempre se actúa de la manera que deseamos y que ésto puede herir los sentimientos de otros. Hemos de pedir perdón si queremos restaurar las emociones de la otra persona. También hemos de perdonarnos a nosotros mismos el error cometido y pensar que mañana es un nuevo día donde se sigue aprendiendo de la vida.

Con respecto al método, en el artículo anterior se comenta que se han de realizar órdenes cortas y reforzar siempre las acciones que realice correctamente. Esto se debe mantener siempre, y cuando el niño vaya creciendo se irán incrementando el número de órdenes al mismo tiempo. Si nos referimos al caso de una pataleta es más complicado. Si el niño quiere un juguete de la caja del supermercado y le decimos que no, se pone a chillar y le decimos que no, se pone a saltar y dar patadas y le decimos que no, se pone azul y al final se lo compramos; lo que aprende el niño es que tiene que llegar a ponerse azul para que se lo compren. En este caso, se ha de actuar con firmeza y no comprarle el juguete en ningún caso. Al principio mostrará un aumento en su conducta, es decir chillará mucho más y se pondrá mucho más azul, pero a la larga verá y comprenderá que se ponga como se ponga no obtendrá la recompensa con lo que no merece la pena. Se le ha de avisar primero y decir que en ninguna circunstancia se le comprará. Si soportamos el aumento de los chillidos y la vergüenza que supone que todo el mundo nos mire sin comprarle el juguete, entonces al cabo de varias repeticiones el niño aprenderá. Si no tenemos firmeza, continuará saliéndose con la suya. La situación puede ser diferente, puede ser la papilla, la verdura u otros, pero el método sigue siendo el mismo.

En caso de padres divorciados se ha de tener el cuenta que aunque no sigan juntos ambos continúan siendo padres y han de estar coordinados en la educación del niño. Por ello, se recomienda mantener una buena comunicación para establecer unas buenas bases en la educación de los hijos. En caso de llevarse mal, se recomendamos acudir a un psicólogo que haga de mediador. Recordemos que en los divorcios los que más sufren son los niños, y que a veces los padres juegan con ellos como si fueran una moneda de cambio. Por ejemplo, si vienes con mamá te dejaré ver la tele hasta tarde o si vienes con papá te compraré un juguete nuevo. El amor de los  niños no se compra ni se cede, somos padres y no los utilicemos para vengarnos o para hacer sufrir a nuestra ex-pareja.

Castigar a un niño de 3 años

Buenos días, me gustaría saber cómo puedo regañar a mi hijo de 3 años y cómo dominar mi carácter pues soy bastante impulsiva y me enfado de inmediato. Gracias.

En primer lugar es importante controlar tu carácter, cuando reprendes se trata de que aprenda y por tanto has de hacerlo de forma tranquila pero firme, si es necesario antes párate un momento a respirar hondo. Es importante poner algunos límites y hacérselos entender al niño antes de castigarle, para ello se debe utilizar un lenguaje que él entienda, mirándole a la cara y si es necesario hacerle repetir con sus palabras qué es lo que no queremos que haga o lo que sí debe hacer.

Por la edad, las órdenes deben ser simples (sólo una cosa a la vez) y cortas. Por ejemplo, en vez de decirle apaga la televisión, retira el plato y ven, todo junto, se le darían tres órdenes separadas, se le daría la siguiente una vez que ha logrado hacer una parte y se le recompense de forma verbal. Es muy importante reforzar verbalmente aquello que queremos que repita y que hace bien, cualquier cosa que haga bien o que haya hecho por iniciativa propia aunque el resultado sea mejorable, además eso mejorará la autoestima y la relación de ambos. En cuanto a las reprimendas y castigos, se ha de avisar al menos 2 veces de lo que está haciendo mal y de las consecuencias que tendrá si continua así (p.ejemplo si no te comes la cena, te quedarás si ver televisión), además cuando le regañamos le debemos ofrecer una alternativa a su mal comportamiento, decirle qué esperamos de él (por ejemplo puedes decirle cuando recojas los juguetes podemos ir con todos a cenar).

Otro tipo de castigos o consecuencias puede ser ignorarle cuando se comporte mal, siempre que este comportamiento no lo ponga en peligro. Es decir, si trata de hacernos enfadar o llamar la atención haciendo alguna travesura o montando un berrinche, se le diría la alternativa siempre que reclame nuestra atención (cuando te calmes hablamos) y se le ignoraría; de esta forma seguramente las primeras veces aumente el berrinche pero con paciencia, al ver que le ignoramos cesará ese comportamiento. Otro método que puedes utilizar también con esa edad, lo que se llama economía de fichas, se trata de ponerle una tablita en la pared donde pongas unos objetivos a cumplir durante la semana, por ejemplo no gritar, vestirse solo,… y cada día ponerle una pegatina si cumple el objetivo, así al final de la semana puede obtener un premio que él desee mucho (pegatinas, excursiones, ver dibujos animados más tiempo…). En cuanto al carácter, es muy importante el modelo que tú le ofreces, así que es necesario que no pierdas los nervios cuando le expliques las cosas, le regañes o le impongas las consecuencias de sus comportamientos.

Cómo explicar la pérdida de un bebé a un niño de 6 años

Buenos días, perdí un bebe por corioamnionitis a las 16 semanas de embarazo y me encuentro perdida ante mi nene de seis años ya que me pregunta al respecto y le he dado explicaciones y buscado cuadros y formas de hacerle ver que nuestro bebe ya es un angelito pero busca verla en forma física. Cómo se trabaja en ello y de qué forma se lo puedo explicar? muchas gracias.

La verdad es que nadie quiere verse en la situación descrita anteriormente, en la que se ha perdido a un familiar y se tiene que explicar a un niño pequeño. Surgen muchas preguntas del estilo ¿cómo se lo digo?, ¿será mayor para comprenderlo?, ¿en qué momento?, pero antes o después nos topamos con la realidad de tener que comunicarles la noticia.

Lo primero que hay que tener en cuenta es la edad del niño. A partir de los 3 años, se empieza a desarrollar la capacidad simbólica con lo que es una creencia equivocada el pensar que el niño no va a poder entender el mensaje, pues son capaces de sentir la pérdida y llorar la muerte del ser querido. Por supuesto, decirle siempre la verdad adaptando el lenguaje a la edad del niño de manera que sea adecuada para su comprensión. El niño ha de entender que no va a volver a ver a ese familiar, pero se le puede decir que lo vamos a recordar mucho y que estuvimos a gusto mientras estuvo con nosotros.

No esquivemos sus preguntas, responde de forma sencilla y clara

Los niños son por naturaleza muy curiosos y tienen muchas preguntas que hacer del estilo ¿cuándo regresará el bebé? o ¿dónde se fue?, responde de forma suave y sencilla. Puede resultar de ayuda leer cuentos en el que se pierde a un ser querido. En este caso, se le puede decir lo siguiente: el bebé no estaba creciendo de forma adecuada dentro de la barriguita de mamá y su cuerpo ha dejado de funcionar.

Evita decirle al niño que estaba durmiendo, perdido o que se ha marchado, porque puede coger miedo a irse a dormir, o puede asustarse si te vas y tardas en volver. Prepárate para que el niño pregunte una y otra vez las mismas cosas con respecto al tema. Esto indica que su mente se está forjando el concepto de permanencia. No te frustres al respecto, seguro que se lo explicaste muy bien pero ten paciencia ya que a él también le cuesta de asimilar.

Expresa tus emociones y habla de la muerte del bebé

Los adultos también lloramos y eso es natural y forma parte del proceso de duelo. Puedes explicar al niño que te sientes triste porque extrañas al bebé y hazlo partícipe de tus emociones. No intentes esconder tus sentimientos porque lo notará y se puede sentir confuso con tus cambios de humor.

Es posible que el niño se sienta contrariado de la muerte del bebé y que ya no va a ejercer como hermano mayor al que lo estabas preparando. Puedes sugerirle que pinte un dibujo y luego se puede preparar una bonita despedida.

Vuelve a la rutina con las actividades de tu hijo

Intenta que para tu hijo todo sea lo más normal posible y realiza todas las rutinas que hacías con él hasta ahora. Apóyate en familiares y amigos para ello si lo necesitas.

No intentes ser perfecta, no te abandones por ello y cuídate ya que tu hijo te necesita, pero te necesita feliz.

Niña de 11 años con perfil en las redes sociales

Hola, soy una madre de una niña de 11 años y me tiene preocupada porque se ha hecho un perfil de Facebook. ¿Debo cerrarle la cuenta? Mis amigos me han dicho que eso pertenece a su privacidad. Estoy confundida.

Muy buenos días, primero que nada, no pasa nada por hacerle un perfil de Facebook a una niña de 11 años, pues si no lo hará ella a escondidas y será mucho peor. Pero es importante que esté bajo su supervisión ya que por Internet hay muchos peligros como acoso, robo, etc. A continuación le enumeraré algunos consejos que puede seguir si desea que los menores tengan perfiles en las redes sociales.

  • La niña ha de conocer el funcionamiento de Facebook en cuanto a su privacidad y que no agregue a nadie que no conoce físicamente.
  • Es conveniente que le explique todo esto a su hija en una conversación agradable, cuando estén comiendo juntas de «buen rollo».
  • En estos casos, se recomienda poner el ordenador en una zona común como por ejemplo el comedor (nunca en su habitación porque lo puede utilizar a unas horas que no son las correctas) y también se recomienda limitar el tiempo del uso de mismo. De esta manera podrás estar atenta a lo que hace y al tiempo que dedica sin comprometer la privacidad.
  • Con esa edad sería conveniente que no pasara muchas horas conectada porque eso le quita tiempo para otras cosas, podríais entre los miembros de la familia acordar unos horarios de tal forma que estar conectada no le limite para hacer otro tipo de cosas.